Leonor, investigadora de los lobos

De Crónicas Nocturnas
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Nunca has sido normal. Hace mucho tiempo incluso dejaste de preguntarte si alguna vez lo serías. Los terrores nocturnos te acechaban y te aterrorizaban, sabías que no podías escapar de ellos, y que cada vez que se apagaba la lámpara de tu mesilla de noche y la habitación quedaba a oscuras, ellos te acechaban, incluso te herían.

Todas las familias onubenses por las que pasaste terminaron haciendo lo mismo: abandonarte. Les suponías un problema. Decían que te automutilabas para llamar la atención, que esos cortes en los brazos eran producto de una esquizofrenia avanzada, incluso aquella vez que te encontraron gritando en el alfeizar de tu ventana lo achacaron a un intento de suicidio... pero no. Tú sabías la verdad. Ellos se escondían a los ojos de cualquiera que no fueses tú. Ellos salían de la nada, te cortaban con sus afilados dedos, te mordían... también intentaron tirarte por la ventana. Y lo peor de todo es que nadie te creía. Ninguno de tus padres adoptivos te creía. Todos, uno detrás de otro, fueron devolviéndote a los servicios sociales.

No fue hasta que apareció ella, Iris, tu tutora, que comenzaste a confiar en alguien. Tu antiguo tutor estaba harto de tí y te asignaron al cuidado de esa muchacha. Aun eras un niño, pero la recuerdas con cariño. Ella creyó en ti. Creyó esas horribles historias que contabas de entidades que aparecían de debajo de la cama para devorarte. Y fue ella también la que te enseñó a mantenerlos a raya.

Iris pensaba que todo acto y pensamiento era capaz de influir en tu entorno, pues poseías un don, según ella. El don de ver el más allá. Un mundo donde una miríada de entidades te rodeaba. Las atraías como una linterna a las polillas. Iris te enseño a no tenerles miedo, cómo si en tu pensamiento había luz, ellas no podían hacerte daño. Te enseñó que cuanto más las temías, más daño eran capaces de provocarte, se alimentaban de tus miedos.

A pesar de que ibas, de nuevo, de una familia a otra, ella no te abandonó como los demás. Ella iba a visitarte y continuaba enseñándote, hasta el punto en el que conseguiste dormir varias noches seguidas sin que nadie ni nada te molestara. Hasta el punto en el que comenzaste a contemplar que en ese otro lado no todo lo que habitaba quería hacerte daño. Cuando los horrores comenzaron a desaparecer de tu vida, conseguiste vislumbrar brevemente otro tipo de criaturas distintas, conseguiste ver cómo una bailarina de fuego danzaba sobre la chimenea durante apenas unos segundos, oiste cómo una noche de tormenta el viento parecía cantar, hasta te dio la impresión de que el oso de peluche que llevaba una niña en brazos se giró para sonreirte.

Ese estado solo duró un tiempo. Exactamente el tiempo hasta que te hiciste mayor. El día que cumpliste 18 años Iris no apareció. Siempre había asistido a todos tus triunfos y tus desgracias. Pero aquel día ella no estaba. Y te sentiste solo. Terriblemente solo. La familia de acogida te dejó en la calle al cumplir la mayoría de edad, y perdiste el derecho a tener una nueva. Te desplazaste hasta la capital, Sevilla, buscando subsistir. No recuerdas cuánto tiempo estuviste vagando por las calles mendigando. Hasta que una noche volvieron. Ellos. Los Horrores.

Los servicios sanitarios te encontraron en un callejón casi sin vida, casi sin sangre, casi sin piel. Te dijeron que estuviste en la UCI durante meses. En esos meses en los que perdiste la conciencia, recuerdas el dolor. Dolor mental. Los Horrores intentaban entrar en tu mente. Ser uno contigo. Apropiarse de tu alma, de tu pensamiento, de tu ser. Ves claramente lo que querían, querían que fueses uno de ellos, que fueses tú quién desgarrases la carne de otras personas. Pero no consiguieron nada... porque ella estaba allí. No sabes cómo. Etérea, inmaterial. Iris estaba contigo, eras capaz de verla como una luz en la negrura haciendo que no te perdieses.

Cuando despertaste, lloraste. Iris estaba muerta. Innatamente lo sabías. Estaba al otro lado. La habías visto al otro lado. ¿Qué le había sucedido? ¿Porqué te había abandonado?

Estuviste en planta durante unos 2 meses en el hospital y luego te dieron el alta. Te sorprendió el seguimiento que quiso hacerte uno de los médicos. El Doctor Wurst. Parecía interesarle tu caso. Al principio le dijiste que todo había sido provocado por una paliza que te habían dado unos niñatos, pero él insistió, parecía no creerse tu versión oficial, te dijo que esas heridas no eran naturales, ni de ningún arma conocida. Eres una persona tímida pero... el doctor te había arrinconado, así que terminaste contándole la verdad, a sabiendas de que se iba a reir de ti. Sin embargo no lo hizo. Al igual que Iris creyó todas y cada una de tus palabras.

El doctor te protegió. Te invitó a su casa hasta que encontrases un buen trabajo y un piso de alquiler para vivir. Y en cada charla con él comenzó a abrirte los ojos cada vez más a un mundo que era parcialmente conocido por ti. Aquello a lo que tú llamabas Horrores él lo llamaba Perdiciones, te habló de lo sobrenatural, y de la cantidad de cosas que todavía el ser humano no había descubierto de su alrededor. El doctor era un hombre con ansia de conocimiento, y todo ese conocimiento que él poseía, era el que a ti te faltaba para comprender tu lugar en el mundo, tu papel.

Así fue como accediste al Arcanum. Estudiosos de lo sobrenatural, sabios e investigadores. Ahora tienes mucho más clara tu función en el mundo, y también cómo alejar a esos Horrores de ti. De esto hace ya varios años, en los que te has dedicado en cuerpo y alma a mantenerte cuerdo, a la par que has estudiado los conocimientos secretos de tu mentor.

Iris se te ha estado apareciendo en sueños y sabes que, de alguna forma, continúa protegiéndote de esas entidades desconocidas desde el otro lado. Pero no te gusta. La ves gritar y llorar mientras duermes. La ves llena de dolor y sangre. Y aun así sabes que no te abandona.

También hay otra criatura que no te abandona. Pero de esa otra no conoces su nombre. Solo ves por el rabillo del ojo una marea de tentáculos y fuegos negros que desaparece de tu visión en cuanto enfocas la vista. Solo está esperando a que bajes la guardia...

A día de hoy el doctor te ha ofrecido la oportunidad de estudiar. Te dedicas al periodismo. Has sido capaz de sacar tu difícil vida adelante como has podido y tu puesto de trabajo te permite estar atento a cualquier noticia que llame tu atención para investigar el más allá. No obstante desde hace aproximadamente un año, los Horrores parecen volverse más frecuentes, los intentos de ataque y también simplemente su presencia a tu alrededor. Sabiendo lo que sabes sobre lo sobrenatural no te extraña que este aumento en la intensidad y frecuencia de las apariciones tenga que ver con el comienzo de la tétrada lunar, las 4 lunas de sangre que comenzaron el año pasado puesto que, sobretodo en esas noches, la actividad paranormal parece superior.

Además de lo anterior, recientemente ha sucedido algo que ha devuelto esa sensación de inseguridad mucho más extrema. El doctor no ha vuelto a casa. La última vez que supiste de él fue poco antes de irse a trabajar. Has oido en la editorial del periódico en el que trabajas que ha habido un altercado en el hospital en el que trabaja, no tienes muy claro qué ha sucedido, cada testigo cuenta una cosa diferente. Parece un caso de pánico colectivo.


OBJETIVOS DE PARTIDA:

-Averigua toda la información que puedas sobre qué le sucedió a Iris.

-Averigua qué es esa entidad que te sigue y qué quiere.

-Encuentra el paradero del Doctor Wurst.

-Encuentra más miembros del Arcanum en Sevilla.

-Averigua cómo reforzar tu capacidad de detener a los Horrores, se acerca otra luna roja...